Ay esos padres!!!!!!

Hoy leí una nota que apareció en Milenio. ¿Cómo dijo que se llama?
En síntesis, habla sobre las inexistentes reglamentaciones que impiden le hagan la vida menos miserable a un escuiclito y sí permiten que la creatividad y la exquisita mente de los padres aflore.
Para mayor claridad, no hay nada que defienda a los niños de sus padres quienes quieren ponerles nombre ridículos. El caso salió porque una señora insistía en nombrar a su retoño GOKÚ, sí GOKÚ como el ánime. Por fortuna el padre del niño intervino y el nombre que aparece en el acta de nacimiento es Eudocio, bueno, le fue mejor. Ja, mentira, le llamaron Arturo.
Esto me recuerda que yo, en algún momento loco de mi pubertad y de excesivo nacionalismo quise, que si algún día llegaba a tener un hijo, se llamara México.
Ahora ya no me gusta y quiero que lleve por nombre Mateo, bueno, por si llegara... (suena muy bíblico, pero me gusta bastante).