con foie gras y sin oca

Entre que me hallo y no me hallan, pues aquí les va esto

jueves, febrero 03, 2005

La fobia ha bajado

Creo que como muchos otros niños, una de mis fobias es hacia los payasos. Ésta comenzó desde muy pequeña cuando estos seres maquillados me obligaban a participar en concursos estúpidos en los cuales los premios no pasaban de ser un viaje redondo (una vuelta al rededor del gordo con zapatos grandes), un par de patines (dos patadas), un diploma (cartón pendejo mal impreso y con faltas de ortografía que no era más que los datos para contratar a dicho imbécil) o en el mejor de los casos, una figura hecha con globo que estaba lejos de semejar lo que el payaso dijo que era, o también "regalaban" ese juguete plástico-reciclado-duro con colores poco definidos (como verde con manchitas azúles y rojas, o erróneos como una tortuga ninja café con ojos rojos diabólicos o un pitufo amarillo con la boca pintada cerca de la oreja) y rebabas molestas.
Una más de las causas fue la legendaria película "ESO", que estúpidamente vi de muy niña. Otra más fue el regalo que una tía me hizo cuando tenía como 12 años, un payaso arlequín con cabeza de porcelana, pelón, con ojos maléficos y lagrimitas pintadas, relleno de arena. Éste permaneció escondodp en mi cabecera por varios años hasta que me decidí a tirarlo. Las únicas ocasiones que por error abría esa parte de mi cabecera, tomaba un alfiler y se lo clavaba en la panza al horrendo muñequito, como defensa o algo que mi tonta cabecita imaginaba que me defendería contra aquel maléfico ser.
Hoy conocí al payasito más lido y chulo que he visto en toda mi vida. Se llama Aziz Gual y lleva como 15 años en el negocio, él es un Clawn (no es sólo la traducción mamona de payaso, sino una disciplina artística que se estudia en universidad, en Rusia, Francia y EUA, entre otros países).
Como bien dijo, es un "idiota profesional". Puede hacer reír sólo cn sus hojos, no humilla ni ridiculiza a nadie, es totalmente un payasito amoroso que puede provocar carcajadas con sólo un gesto.
Él es quien imparte el curso de risoterapia. Promete mucho. Algo bueno que no a muchos agradó es su rígida disciplina. El taller comenzaba a las 16:00 horas y él llegpo media hora antes, pidió incluso por telefono a todos los inscritos que llegásemos temprano, lo cual un grupo de viejitos impuntuales no hizo. Aziz no los dejó pasar sino hasta las 6 de la tarde y éstos le reclamaron hasta que el ambiente se pudo tenso y medio se arruinó el primer día del curso.
No me encantan los payasos, pero el temor ha salido un poco al ver que sí hay personas con nariz roja que pueden hacerme reír sanamente sin causarme traumas.

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