Ansiedad
Creo que no he manifestado nada acerca de mis ansiedades en este espacio. Pues bueno, hoy que entré a Villa de Cortés, estación de la linea 2 ó azúl del metro, recordé lo ansiosa y desesperada que soy, sólo habían pasado tres minutos desde que me postré al borde de la línea amarilla. Observé como siete veces para ver si ya estaba por llegar el tren y pus nada.
La profesora Lucía dijo una vez que "no por mucho que se asome va a llegar más rápido el metro", ja, me reí un poquillo y relajé mi cuello evitando mirar para ver si ya se acercaba. Paré la ansiedad. Entro y me toca uno de esos vagones nuevecitos. Estaba repleto, está chido subirse a los nuevos trenes pero curiosamente ahora, siempre que el metro se retraza es por causa de esos hermosos ejempleares.
Ya me desvié, bueno, me paré frente a un señor y la ansiedad renace, tenía en la cara muchos puntos negros y una espinilla de un tamaño aproximado a los 2mm de diámetro, además, ésta sobresalía como 5mm de su rostro. Ahhhhhh porqué no se los quita, tal vez porque él si hace caso de los que nos dicen las madres al respecto de no tocarnos la cara, pero ahhhhh.
Disfruto pasando de un vagón a otro, reciente cualidad de los trenes, y no me importa pasar en medio de todos y que la gente diga ¡ay, esta niña, pues que no se había subido antes! Pues sí, pero me gusta pasar de un lado a otro mientras me dura la emoción.
Pues ya pa finalizar, lidié con otras de mis ansiedades causadoras de suma desesperación: los miles de sabores en la heladería y poco dinero para poder probar sólo uno. Que Don Tomy, el de la fotocopiadora esté sentado echando albures y que no me atienda. Sentir cabellos en partes de mis brazos o espalda, los cuales no puedo quitar con facilidad y que causan excesivo cosquilleo. El eterno, que siempre pienso que voy a llegar tarde atodos lados.
La profesora Lucía dijo una vez que "no por mucho que se asome va a llegar más rápido el metro", ja, me reí un poquillo y relajé mi cuello evitando mirar para ver si ya se acercaba. Paré la ansiedad. Entro y me toca uno de esos vagones nuevecitos. Estaba repleto, está chido subirse a los nuevos trenes pero curiosamente ahora, siempre que el metro se retraza es por causa de esos hermosos ejempleares.
Ya me desvié, bueno, me paré frente a un señor y la ansiedad renace, tenía en la cara muchos puntos negros y una espinilla de un tamaño aproximado a los 2mm de diámetro, además, ésta sobresalía como 5mm de su rostro. Ahhhhhh porqué no se los quita, tal vez porque él si hace caso de los que nos dicen las madres al respecto de no tocarnos la cara, pero ahhhhh.
Disfruto pasando de un vagón a otro, reciente cualidad de los trenes, y no me importa pasar en medio de todos y que la gente diga ¡ay, esta niña, pues que no se había subido antes! Pues sí, pero me gusta pasar de un lado a otro mientras me dura la emoción.
Pues ya pa finalizar, lidié con otras de mis ansiedades causadoras de suma desesperación: los miles de sabores en la heladería y poco dinero para poder probar sólo uno. Que Don Tomy, el de la fotocopiadora esté sentado echando albures y que no me atienda. Sentir cabellos en partes de mis brazos o espalda, los cuales no puedo quitar con facilidad y que causan excesivo cosquilleo. El eterno, que siempre pienso que voy a llegar tarde atodos lados.
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