Primer día de clases

Pues ya qué, a levantarse temprano. Ahora que recuerdo, hace más de siete meses que no me levanto a las 6:00, y me da como dice Bere "infinia hueva".
Siempre he pensado que la escuela sería de lo mejor del mundo si uno no tuviera que levantarse tan temprano y hacer trabajos estúpidos, sólo aquellas tareas chidas y entretenidas que en verdad dejan algo provechoso.
Parece que me levanté con el pie izquierdo (literalmente, porque creo que pisé demasiado duro y me duele una nalga), mi abuelita no me dejó dormir bien. Ella daba vueltas y vueltas, iba al baño, roncaba y luego me daba cariñosas palmaditas en mi espalda y me acariciaba la cabeza (lo cual no es molesto pero impide dormir tranquilo tomando en cuenta que siempre he dormido sola).
La razón por la que ella estaba ahí es porque operaron a mi padre de una hernia. Sí, lo vulcanizaron y ya no se le asoma el estómago por arriba del ombligo. Mi abuelita, como toda buena madre lo cuida en su enfermedad. Hoy se irá, pero la próxima semana amenazó con regresar. Puedo decir cosas corajonas, pero en verdad la quiero mucho y me llevo poca madre con ella.
Siguiendo con lo del mal inicio, mi blusa "elegida" tenía un estúpido cierre invisible que sólo subía fuera de mi, ya conmigo dentro parecía misión imposible (cabe aclarar que esto no era causa de mis excesos carnales, porque la blusa era olgada, sino de el pinche cierre). Después de varios intentos mi abue me dijo, "no, pus ya no sirve... a ver... déjame ayudarte", da el jalón y se abre, "bueno, ahora sí que ya no sirve". El color rojo sube a mi frente, pero respiro profundo, me quito despacito la mentada prenda y bajo el ziper con sumo cuidado, lo subo y me visto al fin.
Segunda cosa malhora. Pienso, bueno, a ponerse un poco de maquillaje. Sólo uso rimel y delineador, así que tomo ese primer elemento (que hace poco menos de un mes compré, es toda una maravilla porque si deja las pestañas largas y separadas) y oh sorpresa, sale una gruesa capa de cosa negra que me mancha las manos ¡Carajo! se rompió el despachadorsito y ahora se haya en la tapa, por lo cual sale de a montón y es imposible utilizarlo. Bueno, lo dejo por la paz, ya después arreglaré cuentas con él.
Después de todas esas desafortunadas cuestiones, bajo a desayunar. Como era lógico pensar, y a juzgar por los gritos desesperados de mi madre y mi padre que sólo gruñe desde su cama, llago a la conclusión que de se me hizo tarde, 6:45, no creo llegar a las 7:00...Hace frío.
En la escuela ya, pus a batallar con los sonzos estudiantes que tratan de ver en qué salón les toca. Éstos no son lo suficientemente listos como para ver sólo las dos primeras materias del día, y luego regresar para ver las demás. No. Todos se aglomeran provocando harto calor. Cuaderno nuevo o libretita bonita con la pluma o pedazo de lápiz que se le rompió la punta, todo para anotar el horario completito ocupando el mayor espacio y tiempo posible para realizar dicha tarea.
Sí, como cada semestre, hay una bola inmensa de gente a causa de autoridades pendejas que no ponen mas que una lista de cada carrera. Estúpidamente acomodadas, éstas se hayan estratégicamente en lugar poco visible, con una tinta apenas perceptible y todas las carreras juntas (como si la facultad no fuera lo suficientmente grande como para ponerlas en lugares separados o como si no hubiera tinta pa imprimir más de una).
Despues de luchar contra la multitud, hasta el frío se me quitó. Mis clases no fueron del todo malas, por el contrario. Me siento bien con la mujer norteña de la primera hora y de la adorable Lourdes Romero, pues qué decir, ya se le extrañaba.
Luego del ajetreo, pues al idioma. Rogué a diosito me dejara a la linda maestra brasileira como los tres cursos anteriores, pero ahora me falló. En la lista aprarece un tal Franciso algo, no importa, no es Marilene. Llegué tarde, me encontré con los viejos compañeros. De mis amigos estaban Valeria la argentina, Itza, Sandrinha, sólo faltó Simon el inglés señorón. El salón se volvió más internacional, entró un venezolano gay que tiene un celular con tono de "a quién le importa lo que yo haga...", jajajja, la china y la sueca siguen ahí, pero otra la otra argentita desertó.
Mi profe es un bobo horrendo al que Valeria se pasa corrigiendo.
¿Buen inicio?En fin, basta de quejarse, mañana será otro día.