Y resucité después 23 días, según mis escrituras

OOOOrale, sí que descuidé mucho mi blog.
Y es que han pasado tantas, tantas cosas, que es imposible resumirlas en un solo escrito. Por ello, pues no lo haré.

Diré que me la pasé bomba. Vi a mi hermanito Adriel y por fin pude ver con mis propios ojitos todas las cosas que sólo podía imaginar con sus relatos. Me encantó su entorno, tan familiar y ameno que no creo que nos extrañe tanto porque está rodeado de cariño.

Algo malo que siempre me sucede es que no puedo evitar las comparaciones. Cuando estuve allá porque me desesperaban los tratos de los españoles, su costumbre de morirse de 2 a 5 de la tarde y después de las 8 de la noche. En México hay tiendas, gasolinerías, restaurantes abiertos todo o casi todo el día.

Pero sin lugar a dudas son más civilizados, respetuosos del prójimo (y de adeveras, en lo realmente importante no sólo en el habla atascada de diminutivos y múltiples palabras de agradecimiento o congratulaciones), autosuficientes, limpios, honestos, ahhhhhh no me gusta eso, pero es inevitable decirlo.

Si algo bueno puedo decir es que aunque me impresione tanto el primer mundo, no dejo mi país por muchas cosas, en especial porque aunque veo que está bien fregado es de lo que más quiero.